Biografía
El ex abogado, un jubilado de 63 años de Votkinsk, Sergey Góbozev, ni siquiera sospechaba que alguna vez se enfrentaría a un proceso penal por amor a Dios y a la Biblia. El creyente aún no había tenido tiempo de recuperarse de la grave enfermedad COVID-19, cuando fue arrestado y se abrió un caso penal en su contra.
Sergey nació en octubre de 1957 en Vorkuta. Los padres trabajaron duro para criar a tres hijos. El padre de Sergey trabajaba como minero y su madre como profesora de química. La familia se mudó más de una vez: de Vorkuta a Karaganda (Kazajistán), y de allí a Novomichurinsk (región de Riazán). Uno de los hermanos ya no vive, al igual que sus padres.
En su juventud, a Sergey le gustaban los deportes: el esquí alpino y el atletismo. Después de servir en el ejército, se trasladó a Neryungri (República de Sajá), y luego a Votkinsk (Udmurtia), donde ya vivían sus padres. Sergey se graduó de la universidad, en los últimos años trabajó como abogado. Ahora está jubilado.
Habiendo conocido la Biblia, Sergey desde las primeras líneas de este antiguo libro no dudó de que era de Dios. Todo lo que aprendía de ella despertaba confianza y respeto. Esto fue exactamente lo que le faltó durante todos los años que vivió. Las profecías bíblicas, tanto las que se cumplieron en el pasado como las profecías para el futuro, impresionaron mucho a Sergey. Estas y otras verdades bíblicas lo motivaron a emprender el camino cristiano.
En 2004, Sergey se casó con Olga, quien comparte los puntos de vista religiosos de su esposo. Enseña química en una escuela en línea. Sergey, como antes, es muy aficionado a los deportes: intenta hacer ejercicio con una barra, pesas rusas y mancuernas todos los días. Después de la enfermedad, el creyente no se rinde: varias veces al día hace ejercicios especiales de respiración y ya ha reanudado los entrenamientos en casa.
La persecución penal le causó a Sergey muchos problemas, incluidos problemas de salud. Poco antes de su detención, pasó 10 días en cuidados intensivos debido a complicaciones causadas por el coronavirus. Sergey padece diabetes desde 2009. Debido al arresto domiciliario, el creyente no puede trabajar. La tarjeta bancaria en la que se recibió la pensión fue incautada durante un registro. Además, se le prohibió comunicarse con familiares y amigos por teléfono, así como usar Internet y dispositivos electrónicos.