Biografía
La jubilada Yelena Savelieva, una maestra con cuarenta años de experiencia, fue procesada penalmente por leer y discutir la Biblia, gracias a la cual encontró sentido a la vida.
Yelena nació en julio de 1941 en el pueblo de Katka (República de Bielorrusia) en plena Segunda Guerra Mundial. El asentamiento era hermoso y bien cuidado, por lo que, después de haberlo ocupado, las tropas alemanas triplicaron su cuartel general allí. Los primeros años de vida de Yelena transcurrieron en la pobreza, el hambre y el miedo.
La niña creció separada de sus padres, fue criada por su abuela. Habiéndose mudado a Rusia y habiendo vivido durante tres años en la ciudad de Chernyakhovsk (región de Kaliningrado), en 1950, la abuela envió a Yelena con su madre, al no poder mantener económicamente a su nieta. El padrastro de Yelena era una persona cruel, por lo que la vida era muy difícil para ella. A la edad de 15 años, dejó la casa de sus padres para ir a la ciudad de Sovetsk, región de Kaliningrado, donde estudió en la escuela de proyeccionistas.
En la primavera de 1960, Yelena, a petición insistente de sus padres, que en ese momento vivían en la región de Kemerovo, acudió a ellos. Pero más tarde ese mismo año, se mudó a la ciudad de Tomsk, donde decidió establecerse y continuar su educación. Yelena se graduó de la escuela técnica ferroviaria, se graduó de la escuela secundaria como estudiante externa e ingresó en el Instituto Pedagógico de Tomsk en la Facultad de Física y Matemáticas. Después de graduarse, dedicó más de 40 años a la enseñanza.
En 1963, Yelena se casó con el físico nuclear Leonid, con quien habían estado casados durante 55 años hasta su muerte en 2018. Juntos, la pareja crió a dos hijos.
En su juventud, Yelena tenía un fuerte deseo por lo espiritual. En sus oraciones, a menudo le preguntaba a Dios: "¿Por qué vivo? ¿Qué puedo hacer por ti?". Más tarde, después de conocer a los testigos de Jehová y empezar a leer la Biblia, Yelena recibió respuestas a sus preguntas. En 2002 tomó la decisión de emprender el camino cristiano.
La acusación penal no cambió su actitud hacia los demás, incluidos sus malquerientes. "Cuando conozco gente nueva, empiezo a quererlos con todo mi corazón", dice Yelena.